El COVID-19 ha trastocado de tal forma la vida de más de la mitad de la humanidad, que una nueva sociedad con nuevas formas de comunicar se abre paso inexorablemente. La socialización a través de la pantalla, el contacto físico a distancia, las compras on-line o la visualización por vídeo son algunas muestras de cambios importantes que han llegado para quedarse.
“Cuando creíamos que teníamos todas las respuestas, de pronto, cambiaron todas las preguntas”, decía Mario Benedetti allá por el siglo pasado. Cuando creíamos que teníamos las incertidumbres de propias de los cambios de siglo y década moderadamente cuestionadas y reflexionadas, llega esta pandemia que ha puesto la sociedad y los sistemas sanitarios y económicos patas arriba.
Una nueva sociedad emerge tras el COVID-19, más analítica, reflexiva, digital, apoyada en procesos de decisión más rigurosos, independientes, basados en hechos más que en palabras, mejor preparada para detectar malas prácticas de comunicación, manipulación, “fake news” y más necesitada de una comunicación empática, respetuosa, bien alineada con objetivos corporativos, trasparente y con credibilidad.
Todos los negocios y todos los ámbitos empresariales se han visto afectados porque el COVID-19, que no entiende de economías ni de sectores. Si bien el marketing ha tenido que adaptar sus canales y estrategias a nuevos hábitos de consumo desde el confinamiento, la comunicación de las marcas ha virado hacia la implicación, la comprensión, el apoyo a la comunidad y la motivación.
En definitiva, la mayoría de las compañías se han visto obligadas a repasar sus objetivos, sus reglas, sus planes de comunicación. Empresas como Walmart o las españolas Mercadona o Ahorra Más se han volcado, por ejemplo, en la comunicación interna para agradecer a sus empleados la entrega y dedicación como sectores esenciales que son.
Lo mismo han hecho empresas de productos básicos en nuestra cesta de la compra como Primaflor: la cual con su campaña #TodoVaASalirBien, Somos#GreenLovers está agradeciendo a su plantilla todo el esfuerzo realizado para mantener la actividad y permitir que sus productos de primera necesidad se distribuyan con total normalidad.
Otras empresas como Nike se sumaron al #quedateencasa y Rentokil Initial , la multinacional especializada en control de plagas e higiene ambiental, nos ha recordado algo tan elemental a la vez que prioritario en estos tiempos, como es el lavado correcto de manos para eliminar la posibilidad de transmisión de virus y bacterias.
Los distintos estudios realizados estas semanas sobre percepción de los consumidores arrojan un dato, y es que nos encontramos ante un panorama infoxicado, saturado, y las marcas deben esforzarse por hacer una comunicación activista, auténtica y responsable que ayude a las personas a manejarse en esta pandemia con seguridad. Otro buen ejemplo: la multinacional Herbalife Nutrition ha añadido a su línea de contenidos habituales informaciones y consejos para alimentarse y estar activo en estos tiempos de obligado sedentarismo. Nunca la alimentación y el ejercicio físico fueron tan esenciales.
Por último, hay que ofrecer ilusión, esperanza, oportunidades. En vez de tornillos o coches, fabricamos mascarillas puntualmente, como han realizado Ford o Seat. Si no se puede vender ropa, usamos las redes de distribución para trasladar de manera urgente hasta nuestro país material sanitario, véase Inditex. Y si se cierran los cines, ofrecemos cine, teatro, conciertos, etc. para disfrutar desde el sofá. Véanse las cifras crecientes de audiencia durante esta pandemia de los e-sports y Vodafone Giants. Es la manera de contribuir con empatía social hacia los consumidores.
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