Nuria Sánchez Directora General de ALANA
Para muchos, lo de ser portavoz es algo absolutamente secundario a los quehaceres diarios de su trabajo, algo tedioso que “le ha caido” por su responsabilidad en la organización o por imposición de alguien de arriba. Esto ya hace que lo de ser portavoz no haga “mucha gracia” porque poner cara y nombre en representación de algo externo es complicado y hasta puede resultar muy estresante.
Pero lo cierto es que los portavoces tienen un papel fundamental en las corporaciones y deben tener muy clara su importancia tanto ellos como la propia organización a la que pertenecen. La actividad del portavoz afecta directamente sobre la imagen de la compañía y sobre su reputación. Tanto lo que dice como lo que hace en cualquier entorno de trabajo será relacionado con su compañía y provocará que los públicos se conformen una idea de la propia empresa. Adunofansin . Por eso, es relevante que el portavoz tenga la formación adecuada en comunicación ya que esto le permitirá hacer un mejor papel en sus intervenciones, estar menos nervioso y trasladar una imagen correcta de su organización.
La actitud comunicativa y el mensaje del discurso de un portavoz son fundamentales para superar una crisis o por el contrario incrementar su importancia. Un ejemplo claro de esto lo vivimos hace unos pocos meses con el escándalo de los motores de Volkswagen. Tras hacer las primeras declaraciones (a los 3 días de conocerse el escándalo, claramente demasiado tarde), el máximo responsable de la corporación, su presidente ejecutivo Martin Winterkorn, renunció al cargo negando conocer nada al respecto de lo publicado y eludiendo cualquier responsabilidad, acusando además a dos ingenieros de la casa como responsables de lo sucedido, lo que acrecentó la crisis provocando un aluvión de ataques de inversores, consumidores, empleados y público en general. Si la crisis ya era de una gran magnitud, este portavoz y sus declaraciones supusieron un agravamiento del problema, la necesidad de nombrar nuevos portavoces, y la irrupción de nuevos temas que también hubo que afrontar y que afectaban desde más ámbitos al problema de base de la crisis.
En cuanto a los perfiles más adecuados para hablar de la corporación, lo habitual es que el principal portavoz de una empresa sea el propio CEO, la cabeza más visible de la misma, el que sirve de ejemplo para los públicos internos y de impulso y protección de la reputación de las compañías entre los públicos externos. Pero también puede haber portavoces “secundarios” o especializados por áreas (técnicos en distintas materias, dircom, etc.) que también son conformadores de la reputación de una empresa y que pueden tener un papel muy importante en determinadas situaciones. Sea quien sea, la formación en comunicación de estos portavoces es relevante para que cumplen un papel estratégico para la empresa, no lo olviden.
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