Producto del marketing para unos; talento, creatividad y trabajo para otros. ¿Qué ingredientes han convertido a Rosalía en un fenómeno musical y mediático sin precedentes en un tiempo récord? Realizamos un repaso a la pujante marca –deliberada o no- del momento.
Producto
Aunque para muchos Rosalía Vila era una perfecta desconocida hasta hace tan solo unos meses, la cantante barcelonesa dio sus primeros pasos musicales con tan solo quince años, realizando progresos en el ámbito nacional e internacional entre tablaos y otros formatos. En paralelo, Rosalía estudiaba Música en la Escuela Superior de Música de Cataluña (recientemente ha obtenido el Título Superior en la especialidad de Flamenco). Punto para el trabajo vs. el producto de marketing ideado por una productora brillante de la que algunos la acusan ser fruto.
Rosalía escribe, compone, produce y es capaz de imaginar no solo un producto discográfico de principio a fin, sino “visualizar” el directo, los vídeos, e incluso interpretar. ¿No es esa una buena historia que narrar? No en vano, El mal querer que la ha catapultado a la fama y que Sony se ha encargado de promocionar con acierto, ya tenía forma casi al completo antes de que la discográfica pusiera sus ojos en la músico catalana.
Posicionamiento
Lo indefinido del estilo musical de Rosalía juega a su favor en un mundo global en el que los gustos no entienden de si el flamenco de la catalana se combina con trap (como ella se empeña en desmentir) o con otros ritmos urbanos. Lo que está claro es que es auténtico, no se parece a nada. Nuevo punto para el posicionamiento de Rosalía frente a la supuesta marca creada por Sony.
Comunicación
Rosalía es joven, no podría ser de otro modo en una industria, la musical, marcada desde hace años por las plataformas de audio y vídeo en streaming y las redes sociales. La barcelonesa ha dejado claro que se necesita una comunicación global: ya no vale con tener tus singles en Youtube y Spotify, mostrar tus nuevos estilismos y alimentar los hambrientos estómagos de los fans, miguita a miguita, con pinceladas de premios, conciertos u otros acontecimientos; las redes también sirven para conectar directamente con posibles colaboradores a los que años atrás hubiera resultado imposible siquiera acercarse.
Agradecida, pero sin vértigo, Rosalía no siente la necesidad de disculparse por un éxito trabajado durante años. Rosalía habla de inspiración, de multitud de referentes culturales, pero no duda en reconocer la valía de iconos como Pedro Almodóvar, Niña Pastori, Rossy de Palma… los nombres resultan inagotables y como es de bien nacido ser agradecido, son muchos los que de un modo u otro han apoyado a la cantante en su imparable despegue. ¿También a través de redes? Por supuesto.
Como imagen, se surte de estudiados estilismos de barrio que triunfan lo mismo en directo que en sus icónicos vídeos. Estos lo mismo remiten a Goya que a los toros, al skate, la Semana Santa o el Anís del Mono: mensajes sencillos para llegar al mayor número de públicos.
Liderazgo
2018 ha sido un año de reivindicaciones a nivel global, de que por fin mujeres se arrancaran una vergüenza infundada para atreverse a denunciar públicamente los abusos de multitud de hombres respetados en sus respectivos ámbitos profesionales. Rosalía es mujer, es compromiso, denuncia, crudeza y femineidad. ¿Alguien duda de que el éxito de Malamente hubiera podido tener lugar dos años atrás?
Pero Rosalía también es racial, como el flamenco del que beben sus composiciones, de rasgos indudablemente latinos, cabello negro y labios rotundos. Y eso nos gusta: aquí y en Londres. Da igual si te llamas Jessica Alba o Alexandria Ocaso-Cortez. Los nombres importan, y mucho. Más si como imagen tienen a una mujer de sonrisa franca, casi inocente, tono suave, dulce, casi avergonzado en ocasiones. Rosalía posee una mirada chispeante, ilusionada, curiosa y hace uso de palabras fuertes y humildes a la vez, por eso da gusto escucharla también hablar.
El mundo está necesitado de nuevas princesas, pero no hereditarias, sino de las que se niegan a ser controladas y que no necesitan preguntar que para cuándo el anillo, ni –por supuesto-parecerse a nadie. Princesas de las que con trabajo, valía, exigencia y transparencia son capaces de dar forma a las ilusiones –o, mejor, reivindicaciones- de millones de mujeres deseosas de pintarse los labios de rojo y marcar y hacer respetar las reglas. Libre. Con o sin humildad, pero con femineidad, aplomo y, por qué no, con mucho arte.
Rosalía tiene un buen producto, una historia que contar, y lo hace de forma cuidada, sencilla y honesta por más que el trasfondo esté repleto de decenas de referencias musicales, años de estudio y un amplio equipo. ¿Alguien da más?
Oí hablar de Rosalía hace ya un par de años, alguien , no recuerdo bien, me la recomendó y me quedé alucinado con su frescura, su seriedad, su poderosa voz… y su juventud. Inmediatamente, reconocí en ella, a alguien que daría una vuelta de tuerca al flamenco o como queramos «definir» a su música. ¿Producto de marketing? ¡Ni de lejos! Solo trabajo duro y duende, mucho duende.